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jueves, 29 de diciembre de 2011

La hija de Drácula




"La hija de Drácula" fue la primera secuela del "Drácula" de Tod Browning, película que, como ya he dicho mil veces por aquí, hizo posible que los grandes estudios se decantaran por producir films de terror, dado el gran éxito que tuvo la primera película del vampiro más famoso de la historia. Años después, los directivos de la Universal decidieron hacer una secuela. Dado el éxito que había tenido "La novia de Frankenstein", secuela del otro gran éxito de 1931, "El Doctor Frankenstein", a cargo de la dirección estaría James Whale, quien dirigió ambas películas del monstruo de Frankenstein, y, además, Colin Clive (el actor que interpretaba al doctor que daba nombre al film de Whale) tendría el papel protagonista. También contarían, nuevamente, con Bela Lugosi en el reparto.

Al final, en 1936, año en el que se estrenó "La hija de Drácula", nada de eso fue posible. Un tal Lambert Hillyer (realizador gracias al cual Batman, el superhéroe de DC, dió su primer salto a TV, en 1943) se ocupó de dirigirla, y los citados Colin Clive y Bela Lugosi no tendrían ningún papel relevante, solamente aparecerían realizando un cameo (una aparición fugaz, vamos).


Ficha técnica:

Título: La hija de Drácula

Título original: Dracula's Daughter

Año: 1936

Duración: 71 min.

País: Estados Unidos

Director: Lambert Hillyer

Guión: David O. Selznick, Garrett Fort, John L. Balderston, Kurt Neumann, Charles Belden, Finley Peter Dunne, R.C. Sherriff (Novela: Bram Stoker)

Música: Heinz Roemheld

Fotografía: George Robinson (B&W)

Reparto: Otto Kruger, Gloria Holden, Marquerite Churchill, Edward Van Sloan, Gilbert Emery, Irving Pichel

Productora: Universal Pictures

Género: Terror. Drama. / Vampiros.


Como secuela de "Drácula", tenemos un inicio que enlaza directamente con el precipitado final del film de Browning, con el profesor Van Helsing (Edward Van Sloan) clavándole una estaca al conde en su corazón, poniendo fin a sus 500 años de no-vida. Desgraciadamente, el incomprendido profesor es pillado infraganti por dos oficiales de policía, quienes le arrestan y le llevan a comisaría. Una vez allí, Van Helsing solicita los servicios de un amigo suyo, un psiquiatra llamado Jeffrey Garth (Otto Kruger), para que le defienda. Lo que ambos no saben es que el conde Drácula tenía una hija, en la que su legado continúa vivo... De hecho, lo primero que hace la "joven" es robar el cadáver de su padre para quemarlo en un oscuro bosque.

Tras esto, la hija de Drácula, de nombre Mary Zaleska (Gloria Holden), comienza una curiosa relación con Jeffrey, el psicólogo que ha de defender a Van Helsing, ya que ella no acepta su propia condición de mujer vampiro. El hecho de ser una criatura de la noche como su padre supone para ella una maldición, así que recurriendo a Jeffrey piensa que quizás, por medio de sus conocimientos en psicología, podrá controlar sus más bajos y oscuros instintos como vampira.


Para empezar, estamos ante una clara secuela del film original que, como ya he dicho, enlaza directamente con el final de su antecesora. Esto es algo de agradecer, ya que, como también he dicho, el final del primer "Drácula" se antojaba algo repentino y cogido por los pelos. De todas formas, ya desde el principio se notan algunas incongruencias de guión, como por ejemplo: ¿qué fue de los otros personajes, víctimas aparte, que protagonizaron la primera película junto a Van Helsing? ¿Por qué el personaje de Edward Van Sloan aquí pasa a llamarse Von Helsing, en vez de Van Helsing, como debería llamarse? ¿Por qué el profesor Van Helsing no recurre en su defensa al resto de personajes que le acompañaron en su lucha contra Drácula en el primer film y, sin embargo, recurre a un psicólogo que se encuentra lejos de la ciudad? ¿Por qué Drácula tiene una hija, si se supone que los vampiros no pueden tener hijos? ¿Por qué la villana en esta ocasión, la condesa Mary Zaleska, reniega de su condición de vampira?


Como podéis ver, no es que haya pocas incongruencias, precisamente... De todas formas, lo mejor es ignorarlas para poder disfrutar del film, el cual gira en torno a la figura de la hija de Drácula (en ningún momento se nos dice claramente si es hija natural del conde o una víctima más del conde que, a lo largo de los siglos, ha ganado gran poder como vampira, hasta el punto de que, por ese motivo, se considera, a sí misma, hija de Drácula). Zaleska no está agusto consigo misma; en cuanto se entera de la muerte de su progenitor, como ella le llama, se muestra feliz y optimista. Sin embargo, sus necesidades básicas como vampira son sus necesidades básicas... Esto es, el alimentarse de sangre humana para poder subsistir. De ahí que, tan pronto llega a la ciudad para recoger el cadáver de su padre para incinerarlo, comienzan a sucederse una serie de muertes misteriosas que tienen en común la presencia de dos pequeñas marcas de colmillos en el cuello.

En su día, para muchos resultó totalmente extraño el comportamiento de Zaleska. Muy al contrario de lo que escribió Stoker en la novela original, o lo que Browning nos mostró en su adaptación cinematográfica de la misma, la gente siempre había pensado que una persona, en el momento en el que se convertía en vampiro, abandonaba su alma humana, por así decirlo, pasando a convertirse en un ser carente de alma, un ser malvado, sin moral, que se mueve guiado por sus más bajos instintos... siempre, claro está, mantiendo su compostura, su presencia. Sin embargo, muy al contrario de esta creencia popular, Zaleska parece haber conservado algo más que sus más bajos instintos de cuando era humana, y esto lo demuestra en su anhelo por ser lo que fue. Por eso, aunque no se especifique en ningún momento del film, pienso que no es la hija biológica de Drácula, sino una víctima del conde que, a lo largo del tiempo, ha ido adquiriendo ciertos aires de grandeza.


Que en los años 30 se diera una vuelta de tuerca al mito del vampirismo fue algo realmente innovador. Obras como la serie de novelas de la escritora Anne Rice, según en propias palabras de la autora, tuvieron su inspiración gracias a esta película, gracias al personaje de Zaleska, encarnada por Gloria Holden, quien por entonces no tenía ni 30 años (aunque aparentara más). Gracias al maquillaje y, por supuesto, a su rostro, esta actriz cumplió perfectamente con su papel. Lejos aún estaban las películas de ofrecer a vampiras lujuriosas que no tenían pudor alguno en enseñar, lascivamente, partes de su cuerpo. En Zaleska esto último es más bien lo contrario; de hecho, la primera vez que la vemos aparece mostrando únicamente sus ojos.

De todas formas, cierto toque de lujuria sí que hay. Antes de ahondar en ello, he de decir que en "Drácula" se prohibió que el conde mordiese a varones, ya que el público podría interpretar esto como una insinuación hacia la homosexualidad. Y claro, por entonces, a principios de los 30, todo lo que tuviese que ver con la homosexualidad estaba muy mal visto por la sociedad. Sin embargo, en "La hija de Drácula", vemos no sólo como Zaleska intima con una muchacha que confía en la condesa a primera vista, sino que también la anima a que muestre sus hombros (algo un tanto inusual en 1936, ya que cierto código censor había entrado en vigor hacía tan sólo un par de años).

Muchos han tachado a la autodenominada hija de Drácula como una vampira lesbiana, cosa que, en mi opinión, dudo que sea, ya que entre sus víctimas también se encuentran hombres. De hecho, desde mi punto de vista, en esa escena de insinuación "lésbica", como muchos la llaman, a Zaleska tan sólo le apetecía beber sangre; algo a lo que difícilmente se podía resistir, a pesar de recurrir a Jeffrey, psicólogo de profesión, que parece no enterarse de nada (ni de que cierta secretaria, a su servicio, está enamorada de él). Otto Kruger desempeñó un rol un tanto anodino como Jeffrey. De hecho, exceptuando a Zaleska y a Van Helsing (a quienes incluso aborrecí en algún momento), el espectador, o sea, yo, apenas se encariña con el resto de personajes...

En cuanto al ritmo, he de decir que es mucho más rápido respecto al primer film. He de recordar, para quien no leyese mi reseña de "Drácula", que aquella producción no se había adaptado muy bien al cine sonoro, y muchas escenas, al estar más basadas en una adaptación teatral del Drácula de Stoker que en la novela original, tenían una puesta en escena más propia del teatro que del cine. Y qué decir del odioso ritmo... Lento a más no poder, haciendo que uno, irremediablemente, se aburriese después de la interesante y entretenida primera media hora de metraje. Bien, pues al caso; en esta ocasión, el director Lambert Hillyer supo adaptar muy bien esta secuela al cine sonoro, que ya se había asentado durante la primera mitad de aquella década, ofreciendo, casi constantemente, a lo largo del largometraje, música de fondo, independientemente de la escena. Temas alegres, misteriosos, perturbadores... Además, la puesta en escena, a pesar de no ser tan recordada como la de "Drácula", iguala a la de su primera parte. Tan sólo hay que ver el final, en el interior del castillo, en donde se cierra un ciclo en el momento en el que los personajes principales regresan a Transilvania, al hogar del conde, en donde todo empezó...


Ahora que, claro, no recomiendo con especial fervor esta película, ni mucho menos... Después del inicio, que parece algo interesante, uno se siente en más de un momento perdido, como si el argumento no se planteara correctamente, como si las ideas se hubieran ido presentando aleatoriamente, desordenadas, sin ton ni son...

A pesar de contar con un ritmo óptimo para la época, y de no ser una película extremadamente lenta, sí que se torna algo pesada durante gran parte del metraje... De hecho, tras los primeros quince minutos de metraje y hasta el final, apróximadamente, me aburrí mucho... Aborrecí en más de un momento al personaje de Zaleska y al de Jeffrey, y, teniendo en cuenta que son los personajes principales, por encima de Van Helsing, eso es malo... Así que, como suelo decir, si una película es, objetivamente hablando, buena, si a mí me aburre ya puede ser una obra maestra, que no me parecerá un film notable, ni mucho menos bueno...

De todas formas, "La hija de Drácula" es una secuela pasable. A mi parecer, es importante reseñar este film cuando se habla de historia del cine de terror. Al fin y al cabo, estamos ante la primera vuelta de tuerca dentro del subgénero de los vampiros; un subgénero que, para bien o para mal, ha tenido demasiadas vueltas de tuerca a lo largo de las décadas...

Valoración personal: 5/10.

4 comentarios:

Lara Lopez dijo...

Al principio parecía que la película iba a molar y todo y según voy leyendo se me va quitando toda la ilusión...jajaja. Muy buen artículo.

Mustangcillo dijo...

Yo no la recomiendo, a pesar de que la haya reseñado aquí...

Anónimo dijo...

Me leí esta entrada esta mañana y hoy viendo un catálogo de juguetes vi a la monster high esa "hija de drácula, draculaura" y me acordé de tí... digo, mira! XD
nah fuera coñas, no me habría imaginado que una vampira mordiese a mujeres tambiéen (como parece en el trailer), ya que los vampiros muerden hembras, lo suyo sería que las vampiras mordiese varones :/ Pobres mujeres, si seguro que tienen menos sangre que los hombres, es ilógico!! XDD
bueno eso, saludos!

Anónimo dijo...

Así que esta es la primera película que humaniza a los vampiros.

La verdad es que Zaleska podría haber sido de verdad la hija de Drácula, pudo haberla tenido antes de convertirse en vampiro y luego la convirtió.