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sábado, 9 de junio de 2012

Los ritos satánicos de Drácula




Valoración personal: 8/10.

Ficha técnica:

Título: Los ritos satánicos de Drácula

Título original: The Satanic Rites of Dracula

Año: 1973

Duración: 82 min.

País: Reino Unido

Director: Alan Gibson

Guión: Don Houghton

Música: John Cacavas

Fotografía: Brian Probyn

Reparto: Christopher Lee, Peter Cushing, Michael Coles, William Franklyn, Freddie Jones, Joanna Lumley, Richard Vernon, Barbara Yu Ling, Patrick Barr, Richard Mathews, Lockwood West, Valerie Van Ost, Maurice O'Connell, Peter Adair, Maggie Fitzgerald

Productora: Hammer Films

Género: Terror. / Vampiros.

¿De qué va?:

En una mansión en medio del campo, lejos de Londres, se realizan extraños rituales satánicos en honor a un señor oscuro. Un agente secreto se halla prisionero en ese lugar, torturado y agotado; pero, tras una serie de dificultades, logra escapar. Su información es realmente reveladora, ya que en esos ritos se hallan implicadas famosas personalidades de gran poder e influencia en la sociedad. El inspector Murray (Michael Coles) comienza una investigación al margen de los organismos oficiales. Para ello, volverá a contar con la ayuda de aquel con quien colaboró hace dos años en un caso relacionado con vampiros: el profesor Lorrimer Van Helsing (Peter Cushing), un experto en temas de ocultismo. También contará con la ayuda de la nieta de Lorrimer, Jessica Van Helsing (Joanna Lumley). Lo que nadie sabe es que dichos ritos están relacionados con la resurrección del conde Drácula (Christopher Lee) y con cierto plan que éste tiene en mente para destruir a toda la humanidad...



Comentario:

"Dracula A.D. 1972" (1972, Alan Gibson) fue un fracaso en taquilla. Tanto los ejecutivos de la Hammer como los de la distribuidora americana Warner habían pensado, antes del estreno de dicho film, que éste sería un éxito, así que decidieron preparar una segunda y tercera parte de características similares. Ante tal batacazo en taquilla, el proyecto fue, lógicamente, abandonado. Sin embargo, aprovechando el dinero que ya se había invertido en la preproducción, realizaron una sola secuela con los pocos medios con los que contaban.

Alan Gibson repitió como director y Don Houghton como guionista. Así mismo, contaron prácticamente con el mismo reparto de "Dracula A.D. 1972". A un Peter Cushing protagonista se le sumaba un Christopher Lee que estaba tan, pero tan harto de hacer de Drácula que esta fue la última vez que lo interpretó dentro de los estudios Hammer. Y digo dentro de los estudios Hammer porque dos años después, en 1976, volvería a hacer del conde en la curiosa parodia "Drácula, padre e hijos" (1976, Edouard Molinaro). De ahí que esta séptima incursión por parte de la casa del martillo en el mito del conde transilvano sea considerada el último capítulo de la serie.

La historia de "Los ritos satánicos de Drácula" es más oscura que la de "Dracula A.D. 1972". No hay hippies realizando ritos satánicos ni se escucha música funk de forma casi constante. En vez de eso, tenemos un rito satánico de lo más irrisorio, persecuciones en moto, vampiresas que no soportan el agua encadenadas a ataudes, espías, teorías conspiranoicas y muchas más maravillas.

Al ver cosas así en pantalla, la sensación de estar viendo una cinta exploitation de los 70 sobre espías y malvadas organizaciones terroristas es prácticamente constante. Por aquel entonces se realizaban muchas producciones exploitation de dicha temática, ya que era el género de moda gracias a la serie de TV de Los Vengadores y, sobre todo, a las películas de James Bond.

El film es una mezcla de cine de terror y de espionaje. Podríamos considerarlo algo así como una especie de "Drácula conoce a James Bond"; pero sustituyendo al agente 007 por un anciano Van Helsing.

Lorrimer Van Helsing tendrá su primer encontronazo con el conde en el despacho de éste. Drácula ha vuelto a la vida una vez más y, haciéndose pasar por un rico empresario, dirige un holding financiero que usa como tapadera para sus operaciones.

En esta ocasión, el conde ya no se nos presenta como un ser de leyenda que sale por las noches de su ataúd en busca de féminas a las que hincar el diente. Drácula se nos presenta como un auténtico villano megalomaníaco, que tiene bajo su control a personalidades importantes de Inglaterra. Más que Drácula parece un villano de opereta salido de una de las películas de James Bond.

Su objetivo principal es desconcertante. No pretende obtener ni dinero ni poder, sino liberar una bacteria similar a la peste negra; pero más potente, destruyendo, así, toda vida sobre la faz de la Tierra. Incluida la suya. Por primera vez vemos a Drácula como una auténtica amenaza a batir. Una amenaza no sólo para los habitantes de un pueblecillo centroeuropeo alejado de la mano de Dios, como dictaba la norma general, sino como una amenaza a nivel mundial muy a tener en cuenta. Y eso está bien. De hecho, creo que es uno de los pocos puntos positivos de la cinta.

Como Van Helsing afirmará: "Drácula es la encarnación del armageddon". Al viejo cazavampiros no le quedará otra que poner fin a los planes de su antítesis y detenerle. Y esta vez para siempre.

Peter Cushing parecía no tomarse muy en serio su papel, ni, tampoco, esforzarse en que éste resultara creíble a ojos del espectador. Tan sólo hay que ver la escena en la que explica, cual niño de cinco años, las debilidades de los vampiros (esta vez a la estaca de madera en el corazón, a los símbolos religiosos y a la luz solar se le suman las balas de plata y los matorrales de espino), o aquella otra en la que tira de forma cantosa los libros del escritorio de Drácula para meter entre ellos una biblia sin que el conde se dé cuenta.

Por otra parte está su nieta, de mismo nombre que en la entrega anterior, Jessica; pero interpretada por otra actriz... Una actriz un tanto crecidita como para dar el pego como la nieta de Van Helsing. Vamos, digo yo.

Otro actor que repitió en su papel fue Michael Coles como el inspector Murray. Un inspector un tanto incompetente, he de añadir. Dicha incompetencia la demuestra en una escena en la que sus compañeros están en peligro y, en vez de ir corriendo a ayudarles, se limita a observarles a través de un monitor de vigilancia.

En fin, "Los ritos satánicos de Drácula" es una producción bastante entretenida (de ahí mi valoración personal), aunque cuente con numerosos defectos y, también, con escenas gratuitas e injustificadas. De todas formas, me pareció menos divertida que "Drácula A.D. 1972". Eso sí, me la tomé más en serio que la de los hippies satánicos y, para qué negarlo, ha envejecido mejor, a pesar de su puesta en escena puramente televisiva. La verdad es que no sé muy bien cuál de las dos pelis me gusta más. Tampoco me he parado a pensarlo. Lo que sí que puedo afirmar es que me he visto más veces "Drácula A.D. 1972" que la presente película. Por algo será, ¿no?

Imágenes:



























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