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domingo, 8 de julio de 2012

Onibaba




Valoración personal: 10/10.

Ficha técnica:

Título: Onibaba

Título original: Onibaba

Año: 1964

Duración: 103 min.

País: Japón

Director: Kaneto Shindô

Guión: Kaneto Shindô

Música: Hikaru Hayashi

Fotografía: Kiyomi Kuroda (B&W)

Reparto: Nobuko Otowa, Jitsuko Yoshimura, Kei Sato, Jukichi Uno, Taiji Tonoyama

Productora: Kindai Eiga Kyokai / Tokyo Eiga Co Ltd.

Género: Drama. Fantástico. Terror. / Sobrenatural. Japón feudal. J-Horror.

¿De qué va?:

Japón, edad media. En pleno periodo de guerras civiles, los enfrentamientos entre las distintas dinastías han sumido al país en la ruina. Cerca de un río, en una zona en donde los juncos y las altas hierbas parecen prolongarse casi hasta el infinito, viven dos mujeres, una anciana (Nobuko Otowa) y una joven (Jitsuko Yoshimura). Ambas viven en la más absoluta miseria, y sobreviven como buenamente pueden asesinando a todo aquel que pasa por allí, quedándose con sus pertenencias e intercambiándolas por comida y víveres. La anciana es la madre de un hombre que se fue a la guerra, y la joven su esposa. Las dos esperan su regreso a casa con ganas. Sin embargo, quien vuelve del campo de batalla es Hachi (Kei Satô), un vecino cercano. La anciana le pregunta qué ha sido de su hijo, y Hachi la responde diciendo que murió en la guerra. Días después, la joven, presa de la soledad y de la falta de afecto, así como de la situación en la que se halla, comienza una sórdida relación amorosa con Hachi. Los verdaderos problemas comenzarán la noche en la que se presenta ante la anciana un misterioso guerrero samurái enmascarado...



Comentario:

Casi todo aficionado al cine de terror conoce películas orientales como "The Ring" (1998, Hideo Nakata), "La maldición" (2002, Takashi Shimizu) y demás títulos de J-horror que popularizaron el cine de terror japonés a nivel mundial. Muchos años antes, en 1964, se había estrenado "Onibaba", una obra maestra dirigida por Kaneto Shindô, un director que no tiene nada que envidiar de otros directores japoneses de los años 60. Sus aportaciones al género fueron tan sólo dos, "El gato negro" (1968, Kaneto Shindô) y la presente película, siendo esta última, en mi opinión, el mejor ejemplo de cine clásico japonés de terror.

"Onibaba" es un kaidan eiga. El kaidan eiga es un subgénero basado en leyendas de terror japonesas en las que los fantasmas juegan un papel esencial. Fue el primer film fantástico de origen nipón en ser distribuido a gran escala en Occidente, en donde recibió muy buenas críticas y cosechó un gran éxito en taquilla.

La historia no es muy compleja; pero consigue invitar al espectador a la reflexión sobre determinados temas como la pobreza, la falta de amor y la naturaleza humana. Además, es original como pocas. Cuando uno piensa en films históricos sobre el Japón medieval, con sus guerras civiles, y tal, se suele pensar en que dichos films están protagonizados por heroicos samuráis. Sin embargo, en "Onibaba" no hay ningún héroe desenvolviéndose en épicas batallas, ni tampoco está presente ese honor tan arraigado a la figura del samurái. No hay buenos ni malos, ni siquiera personajes con los que empatizar. Lo único que hay son unos pocos individuos de clase baja sobreviviendo en pleno periodo de guerras civiles en condiciones infrahumanas y, también, satisfaciendo sus instintos primarios, como si fueran simples animales. En resumen, en "Onibaba" todo es podredumbre, suciedad, celos, odio, vileza, miedo y muerte.

Hubo un momento que me pareció realmente sórdido, y ese es aquel en el que Hachi comienza a hacer el amor con la joven de la historia, cuyo nombre, al igual que el de la anciana, desconocemos. Hachi es un canalla que posiblemente haya matado a su mejor amigo en la guerra. O quizás no. De un modo u otro, sus intenciones al poco de retornar a su hogar son bien claras, ya que se intenta agenciar a la esposa de su difunto compañero de armas. Lo peor es que lo consigue, y el espectador, al igual que la anciana de la historia, no puede sentir otra cosa que impotencia al ver cómo un ser tan despreciable ha iniciado una relación con una chica no tan despreciable.

A pesar de ser una producción de los años 60, se muestran desnudos femeninos de cintura para arriba sin ningún pudor. También cuenta con escenas de sexo; pero sin llegar a caer en lo explícito, ya que la tensión sexual es más que suficiente para producir en el espectador el efecto deseado, que no es excitarle, sino impactarle. Resulta increíble e inaudito que esta producción sea de mediados de los 60, cuando la censura no toleraba este tipo de cosas. No penséis que esto es porque fuese una producción de origen japonés, ya que en el país del sol naciente la censura era aún más, si cabe, férrea que en los Estados Unidos.

"Onibaba" no es un J-Horror como los de las últimas décadas. Podríamos considerar a esta joya de Kaneto Shindô como un sombrío melodrama. De todas formas, existe cierto componente terrorífico durante el último tramo de metraje, el cual cuenta con una ambientación propia del género de terror. Así mismo, la atmósfera que se crea a lo largo de la cinta es angustiosa y asfixiante, alcanzando su punto álgido en las escenas nocturnas.

Resulta curioso que con tan pocos medios se obtuvieran tan buenos resultados. Sólo hay un escenario, el enorme maizal en el que se desarrolla la historia. Los personajes principales son pocos; pero los actores que los interpretan cumplen de sobra con sus respectivos roles, en especial Kei Satô como Hachi.

Estamos, pues, ante otro ejemplo de film de bajo presupuesto en el que la carencia de medios no supone un problema, sino todo lo contrario, ya que para subsanar esa carencia otros elementos de la cinta son empleados de forma admirable. Las actuaciones, la escenografía, la ambientación y la historia en sí son dignas de un aplauso. La verdad es que muchos directores actuales deberían tomar ejemplo del maestro Shindô y dejarse de tantos efectos especiales y de historias sumamente pretenciosas.

La fotografía en blanco y negro, a cargo de Kiyomi Kuroda, es para quitarse el sombrero. Se hace un uso de las luces y de las sombras único e inigualable, iluminando los rostros de los personajes en la oscuridad, otorgándoles, así, un halo de misterio realmente perturbador. Tan sólo hay que ver esas escenas en las que aparece el guerrero samurái que porta una máscara de hannya, las cuales son, como poco, escalofriantes y oníricas. Lo mismo se puede decir de la banda sonora, con esos acordes resonando con fuerza.

Muchos dicen que esta película es lenta, y no lo voy a negar. Es lenta, muy lenta; pero lo mismo se puede decir de casi todos los dramas históricos japoneses de aquella época. De todas formas, esta lentitud no es en sí un defecto, sino un recurso del que Shindô se sirve para poder llevar a cabo su objetivo, que no es otro que el de realizar, a través de las imágenes del film, un retrato sobre el ser humano, sus instintos primarios, sus miserias y sus (pocas) virtudes.

En fin, poco más puedo añadir que no se haya dicho ya sobre esta obra maestra del fantaterror japonés. Tan sólo que es un film tranquilo, para ver calmadamente y con paciencia, así que disfrutadlo como se merece.

Imágenes:


























3 comentarios:

Waldemar Daninsky dijo...

Hace poco ha muerto Kaneto Shindô con cien años y un mes de edad, o sea, que ha sido testigo de buena parte de este tumultuoso S. XX. No he visto esta película, pero ya veo que el planteamiento coincide con el de la única suya que visto: Kuroneko, que se me hizo un poco larga, pero que por lo demás no está nada mal. Ya se ve que el tema de las mujeres solas da para mucho.

Por cierto, ayer dejé comentarios sobre dos películas: El vampiro de Düsseldorf y Pánico en el Transiberiano, y en el de ésta no salió mi seudónimo entero, sólo la inicial.

AtrejuWhetu dijo...

Mecawen, precisamente estaba haciendo crítica de esta en una nueva sección que estoy haciendo de terror asiático.

La verdad es que sí que tuvo problemas con la censura por sus desnudos y su comportamiento que en teoría reflejaba una relación lesbiana implícita por la relación que tenían las dos mujeres.

Más que maizal son juncos por decir algo, ya que la planta se denomina cortadera. Sí es cierto que la fotografía es de las mejores que he visto por su gran mérito en rodar en ese terreno y reflejar esa claustrofobia.

Otra cosa misteriosa es el agujero del que se sirven las mujeres para deshacer los cuerpos y es con el que se empieza y se termina la película, y el que Hachi no importa las vueltas que dé, siempre termina encontrándolo.

La situación y el contexto histórico se resuelve en un par de conversaciones de las protagonistas con el traficante de armas y Hachi a su regreso.

Al igual que otras películas de la época, no se trata tanto de sustos sino de sensaciones. A lo largo de toda la cinta uno tiene la sensación de que algo acecha tras los juncos, pero no sucede. Toda la película va atrayendo al espectador al desenlace final, con el dolorosísimo forcejeo y la persecución de las protagonistas.

Sí, tenía planeado hacer esa entrada para iniciar el ciclo de terror como para conmemorar la figura de Kaneto Shindo.

Raúl Calvo dijo...

Roy, si ahora vas a empezar a comentar cine asiático de terror clásico como Kwaidan (El más allá), permite que te sugiera un par de films que a veces tengo la sensación que soy el único que ha visto en España, ya que cuando las comenté en mi blog a nadie pareció interesarles:

Goke, Body Snatcher from Hell y House (Hausu), dos maravillas llenas de arte.