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miércoles, 8 de julio de 2015

Las verduras son buenas


No hace mucho James Rolfe y su amigo Mike Matei se pusieron a jugar al Doki Doki Panic de NES (podéis ver el video aquí). Curiosamente, viendo ese gameplay tan interesante me entraron unas ganas locas de jugar a ese juego, el cual había sido una de esas rarezas niponas desconocidas en Occidente durante bastante tiempo. Ya había jugado al Super Mario Bros 2 de NES cuando era un crío, y también al remake de Game Boy Advance; pero lo que yo quería era jugar al juego japonés que adaptaba el Super Mario Bros 2 (una adaptación que se limitaba mayormente a cambiar los sprites de los personajes originales por Mario, Luigi, Peach y Toad). El motivo por el que he tardado tanto en ponerme a jugar al Doki Doki Panic ha sido por culpa del formato en que salió a la venta. Al contrario que la gran mayoría de juegos de NES, Doki Doki Panic salió a la venta en formato de disquete, y yo no sabía cómo hacer que arrancaran esas roms en el emulador que tengo de NES. Al final, después de localizar las bios necesarias para poder emularlo y toquetear las opciones del emulador, entre otros quebraderos de cabeza, pude arrancar la rom.

En cuanto uno comienza a jugar al Doki Doki Panic rápidamente se da cuenta de que tanto la estética del juego como la mecánica y los enemigos encajan mejor con los cuatro personajes jugables, quienes parecen haber salido del cuento Las mil y una noches, que con Mario y compañía. Siempre me pregunté cómo era posible que un personaje como Toad fuera tan fuerte en el Super Mario Bros 2, si no es más que un champiñón antropomórfico que no levanta ni un palmo del suelo; pero una vez vi al personaje original, que es un forzudo con bigote, todo me cuadró. Curiosamente, casi todos los enemigos de este juego, como Birdo, los Shy Guys y los Bob-ombs, fueron trasladados al universo Mario.

El jefe final del juego era este sapo con corona llamado Wart. Curiosamente, el villano de la famosa serie de televisión The Super Mario Bros. Super Show!, conocido como el Rey Koopa, era una especie de fusión entre Wart y Bowser, el clásico archienemigo de Mario.

Doki Doki Panic es un juego de la vieja escuela en el que Shigeru Miyamoto estuvo involucrado. Es decir, pura magia. De hecho, Miyamoto estuvo mucho más involucrado en el Doki Doki Panic que en el verdadero Super Mario Bros 2 (el cual, como muchos sabrán, no innovaba respecto a su predecesor, salió en formato de disquete, era terriblemente difícil, no salió de Japón y posteriormente llegó a Occidente en forma de remake para SNES bajo el título Super Mario Bros: The Lost Levels). Estamos pues ante uno de esos juegos de la vieja escuela originales y adictivos, con alma. Algo que me encanta de los juegos de los años 80 y 90 es que se innovaba muchísimo, cosa que hoy en día no suele suceder, por no decir que no sucede directamente. Sólo hay que ver este plataformas, cuya mecánica consiste en coger hortalizas del suelo o enemigos y usarlos como armas arrojadizas; una mecánica de la que se serviría el mítico Donkey Kong de Game Boy.

A la adictiva jugabilidad se le suma una curva de dificultad que va aumentando progresivamente desde los primeros mundos, los cuales uno se pasa sin grandes dificultades, hasta los últimos, que cuentan con una dificultad que se acerca a lo enfermizo. Mientras jugaba a este juego me preguntaba si los juegos modernos a los que he jugado me han malacostumbrado porque son muy fáciles o si lo que sucedía era que la versión occidental de este juego, el Super Mario Bros 2, era más fácil. Desde luego yo no recuerdo que el Super Mario Bros 2 fuera tan difícil, sobre todo a partir del cuarto mundo, en el que comencé a perder vidas cada dos por tres y las manos me sudaban de lo lindo a causa de los nervios. Y es que este es de esos juegos donde cada vida cuenta y las fases de bonus son como un oasis en medio del desierto. Pero bueno, al igual que otros clásicos videojueguiles, a base de repetir una y otra vez los mismos niveles, uno se acababa memorizando el juego entero y al final conseguía pasárselo sabiendo exactamente cuándo y dónde saltar, qué estrategias seguir contra los jefes finales, etc. Gracias a Dios, no todos los clásicos de NES son tan difíciles como el Ghosts'n Goblins (ese sí que contaba con una dificultad enfermiza). Curiosamente, Doki Doki Panic es de los pocos títulos del catálogo de NES en los que se podía salvar la partida al inicio de cada mundo, lo cual era un alivio, todo sea dicho.

En fin, poco más puedo decir sobre este juego. Lo he disfrutado mucho y ha revivido sensaciones que ya tenía olvidadas a la hora de agarrar un mando y ponerme a jugar. No lo recomendaría como un imprescindible si uno ya ha jugado al Super Mario Bros 2, porque total, a fin de cuentas es prácticamente lo mismo. Aun así, resulta curioso jugar a un juego con el que muchos estamos familiarizados pero con los sprites de los personajes cambiados y que no sea el hack de una rom. Si uno se para a pensarlo, Super Mario Bros 2 podría ser considerado como un hack del Doki Doki Panic, pero totalmente legal. Lo dicho, Doki Doki Panic no es en absoluto un juego imprescindible si ya habéis jugado al Super Mario Bros 2, pero como curiosidad tiene su punto.

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