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viernes, 10 de julio de 2015

Vivir en el camino del infierno


"Te transporta a otro tiempo y a un país extraño, terrorífico, devastado y gris. Koike y Kojima narran e ilustran con maestría el retrato de un hombre, un niño y un país en su camino al infierno".
(Frank Miller)

Cuando me preguntan cuáles son mis cómics favoritos, El lobo solitario y su cachorro (Kozure Okami en el original japonés) es uno de esos títulos que aparecen en mi mente automáticamente. Recientemente he releído este clásico del manga de samuráis escrito por Kazuo Koike e ilustrado por Goseki Kojima, y he de afirmar una vez más y sin ninguna duda que estamos ante una obra maestra indiscutible, una auténtica obra de arte que todo buen aficionado al cómic debería leer al menos una vez en la vida.

Ambientada en el Japón feudal, la historia, que se extiende a lo largo de veinte tomos que en conjunto superan las ocho mil quinientas páginas, gira en torno a la vendetta personal del ronin Itto Ogami y de su hijo Daigoro contra el clan de los Yagyu liderado por Retsudo, un anciano de lo más temible que ocasionó la caída en desgracia del clan Ogami. Itto Ogami era el albacea oficial del shogun (el encargado de decapitar a los miembros de la alta nobleza que se hacían el harakiri), un puesto con el que los Yagyu querían hacerse a toda costa para así tener más poder en el gobierno. Para ello, los Yagyu asesinaron a toda la familia de Itto, a excepción de su hijo recién nacido, y acusaron falsamente a Itto de conspirar contra el shogun, motivo por el que Itto se vio obligado a abandonar la capital del país y emprender junto a su hijo el camino del infierno. Convertido en ronin, Itto vaga por el país trabajando como sicario para poder llevar a cabo su anhelo de vengarse de Retsudo Yagyu y su clan.

Podríamos dividir la serie en dos mitades. Durante la primera mitad la acción dramática tiene lugar en distintas localizaciones de Japón, y asistimos a una sucesión de historias de tono autoconclusivo en las que vemos cómo Itto ejerce de sicario recorriendo en compañía de su hijo todo el país. Koike y Kojima se sirven de los encargos que Itto realiza para hacer una radiografía del Japón feudal, mostrando un retrato costumbrista de la sociedad de aquella época. En la segunda mitad del manga la acción tiene lugar en Edo, la capital del país, y es entonces cuando la historia, que ya desde los primeros tomos resulta fascinante, engancha al lector hasta el punto de que este quiere leer más y más, sobre todo a partir del momento en que entra en escena el catador oficial del shogun, Tadomo Abe "el feo", un personaje de lo más mezquino y desagradable, pero entrañable también.


En El lobo solitario y su cachorro se ensalza la figura del samurái. Esto era algo por lo que se caracterizaban los chanbara japoneses o películas de samuráis de la época en que este manga fue publicado, a principios de los 70. De todos modos, en El lobo solitario y su cachorro se ensalza solamente al personaje protagonista y a unos pocos personajes más como ejemplos de lo que es un auténtico samurái, ya que también nos encontramos con muchos otros samuráis que actúan movidos por la codicia o por sus propios intereses y que de samuráis que siguen el código del bushido tienen bien poco. Puede que muchos consideren un defecto el hecho de que Itto Ogami maneje la katana de forma prodigiosa o que sea prácticamente invencible; pero, como decía antes, hay que tener en cuenta que este manga se construye sobre los rasgos por los que se caracteriza el chanbara o cine de samuráis. Además, eso no impide que los personajes, aunque en un principio puedan parecer tópicos (sin ir más lejos, el samurái deshonrado que busca venganza), cuenten con una profundidad apabullante.

El estilo de dibujo de Goseki Kojima lo describiría como una especie de lienzo casi hiperrealista. Kojima era fan absoluto del director de cine Akira Kurosawa, y eso se nota en cada una de las viñetas que dibuja, que parecen fotogramas de las películas de este grandioso director, aunque he de añadir que también tienen algo de otros grandes directores cinematográficos japoneses de los años 50 y 60, como Masaki Kobayashi y Kenji Mizoguchi. La narrativa entre viñeta y viñeta es soberbia, digna del mejor Tezuka, y la ambientación también es excelente. El silencio juega un papel importante en este manga, ya que los diálogos y textos explicativos sólo aparecen cuando es necesario. Es en esas viñetas donde no hay ni rastro de texto cuando el lector es transportado al Japón feudal que nos muestra este manga y se puede imaginar perfectamente el ulular del viento, el crepitar de las olas, el canto de los pájaros o el chasquido de las katanas al chocar.

La influencia de El lobo solitario y su cachorro en el arte de la historieta es innegable. A muchos les sonará el tópico de que el manga, a diferencia del cómic americano, muestra más que cuenta; pero antes de la década de los 80 esa frase no era tan tópica. Probad a leer la inmensa mayoría de cómics americanos anteriores a los 80 y podréis comprobar que muchas viñetas estaban plagadas de textos. Incluso había viñetas en las que se narraba con todo lujo de detalles lo que el lector estaba viendo. Esto último era algo que no sucedía en el manga, que en esencia es un tipo de cómic más visual. Del mismo modo que cineastas estadounidenses revolucionaban la industria hollywoodiense incorporando a sus trabajos aspectos técnicos y formales de las películas japonesas de los años 50 y 60, a partir de los años 80 autores como Frank Miller revolucionaron la industria del cómic americano incorporando a sus trabajos elementos característicos de esta obra maestra realizada por Kazuo Koike y Goseki Kojima. Algunas de las obras que surgieron inspiradas por El lobo solitario y su cachorro fueron Usagi Yojimbo, de Stan Sakai, o la famosa etapa de Frank Miller en Daredevil, considerada por muchos como la mejor del personaje. Hoy en día el hecho de que se publiquen mangas en muchos países del mundo es algo de lo más normal, pero este fue el primer manga que traspasó las fronteras de su mercado natural y extendió su influencia hasta Occidente, convirtiéndose en una obra de culto.

En definitiva, estamos ante un título imprescindible. Uno de los mangas más importantes jamás publicados. Se podría colgar cada página en un museo para degustar el arte que contiene cada una. 

3 comentarios:

Raúl Calvo dijo...

De esta serie conozco las pelis, pero lo cierto es que el manga no lo he leído. Aparte de que el manga tampoco es que me entusiasme (algunos como Gantz o I Am A Hero sí que me gustan), hacerme con los 20 tomos se me hace bastante complicado, a no ser que salga algún día alguna oferta.

Mustangcillo dijo...

Raúl: yo te animo a que te la leas, jeje. Ten en cuenta que el manga, al igual que el cine, es muy variado. Si te gustan las pelis de samuráis de Akira Kurosawa, este manga te gustará fijo.

David R dijo...

Hace ya bastante tiempo que leí los 20 tomos de este famoso manga y desde entonces mi impresión siempre sido que esta muy sobrevalorado, influyente en obras posteriores ha sido sin duda pero unas cuantas de las mayores tonterias que he leido jamas en un manga se encuentran en los tomos de esta obra.

No me molesta que el protagonista sea prácticamente un ser indestructible con el que no puede ni todo el ejercito que sus enemigos los Yagiu mandan contra el, lo que me molesta es encontrarme cosas como:

(Spoilers gigantes a partir de aqui)


- Itto Ogami se pasa casi toda la obra ahorrando una fortuna por hacer trabajos de asesino y similares supuestamente para conseguir el suficiente poder economico para ..... ¿ Comprar explosivos que usa en uno de los ultimos tomos para evitar una inundacion ? ¡¡¡¡¡ WTF ¡¡¡¡¡¡

- El patriarca de los Yagiu, Retsudo, malo-malote molon donde los haya tan peligroso o mas que Itto Ogami con espada o sin ella ........ deja que le vacile de mala manera el gordo aquel, el catador real ¡¡¡¡¡¡ WTF ¡¡¡¡¡¡

- Los famosos "Hierbas", los espias de los Yagiu que se infiltran en los circulos de los nobles no durante años si no durante generaciones enteras para informar a sus amos de todo lo que estos hagan ...... para que luego se les reclute a todos a la vez con fuegos artificiales supuestamente visibles desde cualquier punto de japon, muy discreto, si señor.

- Y para el final mi capitulo preferido de los 20 tomos: El dedicado al tipo aquel que no podía expresar emociones debido al entrenamiento al que le sometió su padre desde pequeño precisamente para no expresar emociones lo que se supone que era la base de su estilo de lucha ............ cosa cuya utilidad no vemos en ningun momento porque simplemente se dedica a matar a la gente con la que previamente se encuentra Itto asegurandose despues de que este ve los cadáveres ¿?



Y llegados aqui ante tanta negatividad el autor del blog se preguntara porque el que escribe esto se leyo los 20 tomos. Bueno, por una parte no pagaba por ellos ya que los compraba mi hermano y por otra porque la obra aun con los fallos anteriores y otros muchos mas era realmente entretenida.